El Subte, nuevamente, es objeto de artimañas políticas que poco aportan a la experiencia de viaje de los pasajeros.
Antes de los comicios electorales del domingo pasado, enelSubte.com dio un claro ejemplo de cómo se utilizó el Subte en la campaña electoral con promesas que, al menos en las condiciones actuales, son imposibles de cumplir.
El ballotage del 24, continuando estos movimientos de campaña, ya engendró nuevas promesas en relación a este tema tan sensible para los habitantes de la ciudad: el transporte.
Ayer, el Presidente Kirchner advirtió públicamente que si gana el candidato Mauricio Macri en la Ciudad, éste procederá con una “suba de tarifas en subtes, trenes y colectivos”.
¿Cuánto de real y cuánto de amenaza ficticia hay su declaración?
En principio, ningún Jefe de Gobierno tiene el poder de ejercer una suba de tarifas en los transportes de la Ciudad, porque todos ellos dependen exclusivamente de la Secretaría de Transportes de la Nación, digitada por la Presidencia de la Nación.
Es precisamente la famosa Ley Cafiero la que aún no le permite a los porteños controlar los transportes de su jurisdicción. Es la derogación de esa Ley la que es resistida hace años por los gobiernos de turno para no ceder uno de los negociados más grandes: la administración del transporte.
Podemos recalcar que Mauricio Macri tampoco ha sido muy elocuente en este tema. En su portal de internet, como en los panfletos de campaña electoral, promete una mejora en el transporte de la Ciudad donde, entre otras cosas, destaca que aumentará la frecuencia de subtes y colectivos.
¿Acaso los transportes no dependen del Estado Nacional? Otro ¿error? de campaña.
La autoridad para aplicar una modificación como la que se discute, nuevamente, es la Secretaría de Transportes de la Nación.
Pareciera que este desorden administrativo de los transportes de la Ciudad, producto de una autonomía pendiente, hace que los políticos se den el lujo de amenazar y prometer cuestiones que les exceden incluso en materia legal.
¿Hasta cuándo soportar este tipo de juegos políticos a costas del precario servicio de transportes que, con o sin autonomía de la Ciudad, continúan sufriendo los porteños?