Alberto Nattkemper, presidente de APANOVI (Asociación Pro Ayuda al No Vidente) y medallista en ciclismo en los últimos Juegos Paraolímpicos de Beijing (China), hizo circular una cadena de mails para lograr el apoyo ciudadano para que Metrovías instale un sistema de avisos sonoros a bordo de las formaciones que indique el nombre de la estación en la que se encuentra el tren, la siguiente y las combinaciones (en caso de que las haya).
“Este servicio es mundial: no sólo favorece al turismo, acostumbrado a escuchar en los metros el anuncio de las estaciones sino también a los discapacitados visuales, niños, ancianos ,etc”, se lee en el mensaje. Además, un servicio de estas características podría ser útil para todos los usuarios del subte considerando que no siempre es sencillo leer los nomencladores de las estaciones, ubicados a una altura tal que hace imposible verlos cuando se viaja de pie y los coches y andenes están saturados de pasajeros.
Hace aproximadamente un año, el Ente Regulador de Servicios Públicos de la Ciudad rechazó una denuncia hecha por la Biblioteca Argentina para Ciegos. El Area Técnica del organismo oficial había dictaminado que la instalación de un sistema de altoparlantes en los coches no constituye una obra de alto costo o dificultad tencológica para la empresa, aunque concedió que dichos trabajos no están previstos ni en el Contrato de Concesión ni en las obras mínimas e indispensables que marca la Emeregencia Ferroviaria de 2002.
En el descargo presentado entonces, Metrovías había argumentado que la ley 24.314 (sobre accesibilidad de personas con movilidad reducida) fue sancionada con posterioridad a la firma del contrato de concesión, por lo que sus disposiciones no alcanzan al servicio prestado por la concesionaria ya que estas alterarían la “ecuación económico financiera” prevista en el contrato. Además, alega que el 16 de septiembre de 1999, Metrovías firmó una Addenda del Contrato de Concesión en donde se incluyen obras de accesibilidad que quedaron suspendidas por la firma de la Emergencia Ferroviaria en agosto de 2002, que además congeló los incrementos tarifarios previstos para el 1 de enero de 2002. Bastaría, entonces, con que la Secretaría de Transportes de la Nación y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) tomen las medidas pertinentes para atender este reclamo de una buena vez.