Finalmente y contrarreloj, el gobierno porteño parece haber encontrado la fórmula para poner en funcionamiento los trenes CAF 6000 adquiridos de segunda mano al Metro de Madrid: rebajar la potencia de los motores de los coches para evitar la sobrecarga de las subestaciones eléctricas y de las puestas a tierra, uno de los últimos escollos que se habían presentado a la problemática y polémica obra de la línea B.
El primer intento de ponerlos en circulación había sido en abril, cuando un tren compuesto por dos triplas (cuatro coches motrices y dos remolcados) salió a la línea a hacer algunos viajes con pasajeros. Como el consumo era demasiado alto, se los probó con los equipos de aire acondicionado apagados. Aún así el diagnóstico no fue el esperado: la instalación eléctrica -en plena obra de reforma- no admitía más de una formación circulando a la vez, por lo que la entrada en servicio debió ser retrasada hasta la finalización de la adecuación de subestaciones.
Según pudo saber este medio, SBASE contactó a técnicos del Metro de Madrid para modificar los motores de los coches de la Serie 6000, reduciéndoles la potencia con el objetivo de permitir su funcionamiento regular en simultáneo con otras formaciones y con los equipos de refrigeración encendidos.
La solicitud causó algo de desconcierto en Metro de Madrid, ya que rebajar la potencia de los trenes implica recortar sus prestaciones para ajustarlas al rendimiento de, por ejemplo, un CAF 5000 como los que desde hace tiempo circulan en la línea B. Los técnicos madrileños no comprendían con qué objeto se habían adquirido trenes de altas prestaciones -a un precio que ya supera el de coches cero kilómetro-, si finalmente iban a prestar un servicio equiparable al de la flota actual. “Terminaron comprando un Mitsubishi caro”, comentaron no sin cierta ironía desde el Taller Rancagua.
Las soluciones técnicas casi siempre son posibles y los expertos españoles las encontraron: gracias a esto, lograron reducir con éxito la potencia de una formación compuesta por tres duplas (seis coches motrices), una configuración que nunca había sido utilizada por Metro de Madrid y la que aparecía como más problemática para funcionar en el Subte, que salió a circular en el transcurso de la pasada semana. El programa de reformas continuará con los restantes trenes, que según lo anunciado por SBASE se irán incorporando paulatinamente a servicio en lo que resta del año.
Las nuevas adaptaciones al material rodante revelan una vez más la improvisación de la conducción de Subterráneos de Buenos Aires -y aún del Gobierno de la Ciudad– en lo relativo a la obra de la línea B.