El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, decidió que SBASE no estará más en la órbita del Ministerio de Desarrollo Urbano controlado por Daniel Chaín. La drástica medida la tomó luego de observar durante meses la persistente oposición de Chaín al acuerdo que se negocia con empresas y bancos chinos para la construcción de la línea G, que se especula podría incluir también a la línea F.
El acuerdo con los chinos está valuado en alrededor de 1500 millones de dólares con un interés equivalente a la tasa LIBOR más un spread de 290 puntos básicos. La metodología que se negocia para la construcción de la línea G, y seguramente la F gracias al interés que demostraron los chinos en hacer también dicha línea, es la denominada “llave en mano”: el contratista se hace cargo del diseño y construcción de la obra civil, la arquitectura, la provisión de instalaciones fijas (vias, señales, catenarias, subestaciones e instalaciones de comunicación) y de material rodante. Los trabajos durarían entre tres y cinco años y el crédito se comenzará a pagar una vez que la línea esté operativa.
Sin embargo, el ministro Chaín sería más proclive a que la obra corriera por cuenta de SBASE siguiendo la metodología empleada hasta ahora ya que esta opción sería más económica. Vale señalar que esta postura está en consonancia con lo que sostienen los empleados de la empresa estatal y la ONG “Amigos del Subte”, quienes ya han expresado su rechazo a lo que con China negocia el macrismo con el aval de la mayoría de los bloques de oposición.
Según informó el portal La Política Online, Chaín habría estado entorpeciendo las gestiones que lleva adelante Juan Pablo Piccardo, presidente de SBASE, y esto molestó a Macri de manera tal que quitó a SBASE de la órbita del MDU. El propio jefe de Gobierno expresó, durante una visita a las obras de extensión de la línea A el mes pasado, que se negocia con los chinos una reducción en el precio final de la obra. El objetivo del PRO es poder cerrar el acuerdo y comenzar las obras lo antes posible para poder capitalizarlas como un importante activo electoral que no sólo beneficiaría a Macri en una hipotética postulación presidencial, sino también a quien resulte candidato por el PRO para sucederlo al frente de la Capital.