A tan sólo meses de haberse inaugurado, el Metrobús Norte está nuevamente en obra. Entre fines de junio y los primeros días de julio comenzó a trabajarse en la repavimentación de las primeras cuadras de la calzada de la avenida Cabildo.
Pese a las quejas de automovilistas, vecinos y usuarios del Metrobús, que hicieron oír su reclamo en las redes sociales, no hubo explicación oficial del gobierno porteño. Algunos de ellos, incluso, llegaron a tomarse “agradeselfies” irónicas con las obras, imitando lo hecho por varios pasajeros del Subte.
No es el único Metrobús que está en reparaciones: el corredor de la avenida Juan B. Justo, que fue el primero en ser inaugurado, también está siendo repavimentado desde principios de junio ante el deterioro de la calzada tras siete años de funcionamiento.
Tampoco es la primera vez que los metrobuses se hacen y deshacen: en 2014, apenas un año después de su inauguración, fueron demolidas dos paradas del Metrobús Sur en la avenida Sáenz, en Pompeya, para permitir la construcción del Centro de Transbordo Sáenz.
La escasa durabilidad de la infraestructura dedicada a los carriles exclusivos de colectivos es motivo de cuestionamientos por parte de los especialistas, ya que transforma al Metrobús en una suerte de obra permanente que requiere de mantenimiento e inversiones constantes para evitar su rápido deterioro, mucho más acelerado que el que sufren las instalaciones fijas de un subterráneo, por caso.
Esto empaña el argumento, generalmente esgrimido por los defensores de los BRT, de que se trata de una obra barata de construir. De hecho, los costos de los materiales se han incrementado sustancialmente en los últimos años: un reciente informe reveló que el kilómetro del Metrobús del Bajo costó cinco veces más en dólares que igual extensión en el corredor de la avenida Juan B. Justo.