La decisión de la empresa Metrovías de sacar de circulación 20 formaciones del subte y el Premetro provocó un marcado retroceso en la prestación del servicio y ahora hay menos trenes por hora que los que había hace 18 años cuando arrancó la operación privada.
Escudándose en la falta de acuerdo que hay entre la Nación y la Ciudad por el destino de la concesión y la falta de recursos para las tareas de mantenimiento, Metrovías resolvió el lunes pasado salir a prestar los servicios del subte y Premetro con 20 trenes menos .
Además de reducir la cantidad de servicios —lo cual empeora las condiciones en que viajan los usuarios–, el achicamiento de la flota operativa derivó en un mayor tiempo de espera entre un tren y otro.
Salvo en el caso de la línea D, en el resto de los subterráneos los nuevos intervalos de espera en los horarios pico son mayores que los que existían entre 1994 y 1996 .
De acuerdo un relevamiento efectuado por los técnicos de SBASE —la empresa de subtes que depende de la administración porteña–, la degradación del servicio de Metrovías se aprecia al comparar las frecuencias actuales y las que rigieron en los primeros tres años de la concesión: —Línea A: de un intervalo de 3,15 minutos se saltó a otro de 3,40.
—Línea B: la frecuencia pasó de 3,30 a 3,32 minutos.
—Línea C: el tiempo de espera subió de 3 a 4 minutos —Línea D: es la única que no empeoró, ya que antes era de 3,45 y ahora quedó en 3,34 minutos.
—Línea E: la frecuencia varió de 4,45 a 6,38 minutos.
—Premetro: fue donde más se sintió el impacto, al escalar el tiempo de espera de 4,45 a 8,17 minutos.
Otro dato relevante que certifica que ahora se viaja en peores condiciones que antes se tiene al comparar la cantidad de pasajeros transportados entre ambos períodos. En los primeros años de gestión, Metrovías transportó un promedio anual de 190 millones de pasajeros. En 2011, la cantidad de personas transportadas superó los 310 millones, pero con menos trenes en servicio y con más tiempo de espera en las horas pico.
Metrovías—la empresa controlada por el grupo Roggio— decidió en forma unilateral limitar la cantidad de formaciones con el fin del “preservar la operación bajo las normas vigentes” y evitar la circulación de trenes que no reúnan las condiciones de mantenimiento.
Lo que no aclaró la compañía es hasta cuándo se mantendrá la reducción de servicios que no solo perjudica a los usuarios, sino que además pone de manifiesto el “limbo legal” que rodea a la concesión, mientras la Nación y la Ciudad siguen discutiendo quien se hace cargo de los subtes.