Estos coches “La Burgoise”, considerados patrimonio histórico cultural de la ciudad de Buenos Aires, fueron inspeccionados hoy por una comitiva encabezada por la jueza Elena Liberatori, en el marco del amparo impulsado por la legisladora porteña María Rachid del Frente para la Victoria (FPV).
En este sentido, el objetivo fue constatar el cumplimiento de la medida cautelar dictada semanas atrás en la que se ordenó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires la preservación de los antiguos choches belgas que circularon durante 100 años.
La inspección se realizó en el predio de los talleres del premetro de Metrovías, en Mariano Acosta al 2400, en el barrio porteño de Villa Soldati, donde hay 78 de los 104 coches que fueron retirados de circulación.
Se inspeccionaron algunos vagones elegidos al azar, a los que hubo que retirarles la lona que los cubría -colocada en los últimos días- en los que se verificaron faltantes y deterioros.
“Lo estamos viendo”, dijo la jueza a Télam durante la recorrida, al verificar la falta de comandos, la humedad en la madera de los vagones producto del agua acumulada en las lonas, en la parte superior de los vagones.
“El agua entra y se ve el deterioro en la carrocería”, comentaba Liberatori mientras caminaba por el interior del coche número 71 del año 1922, tras añadir: “Toquen, está mojado, se está pudriendo la madera, entra agua por todos lados”.
En el coche 71 también se verificó, la falta de controles de aceleración de las dos cabinas y la llave inversora de voltaje.
“Este asiento fue arrancado y este coche estaba en servicio hasta que dejaron de circular”, verificó la jueza en otro de los vagones, el C 61; “acá se llevaron este asiento y de este otro dejaron las maderas y los tornillos”, añadió.
Asimismo, verificó que en ese mismo vagón “faltan botoneras”, las de marcha y contramarcha, señaló uno de los acompañantes de la inspección, que alertó sobre “la falta del motor y un montón de piezas en el coche 60”, precisó Matías Profeta, amparista por la preservación de estos coches.
La jueza Liberatori estuvo acompañada por legisladores porteños, entre ellos Rachid, María José Lubertino del FPV, y Maximiliano Ferraro de la Coalición Cívica, por el metrodelegado Néstor Segovia, integrantes de la organización Basta de Demoler, del Instituto Argentino de Ferrocarriles y personal de Subterráneos de Buenos Aires (Sbase).
“Acá hay inconsistencias”, dijo la jueza al dirigirse al ingeniero de Subterráneos que acompañó la recorrida, Mariano Cermesoni, a quien le insistió en el “pedido de informes”.
Libeartori habló de lo que vio, de los faltantes en comandos y motores, de la humedad en las maderas de los vagones, la falta de asientos, del vandalismo para sacar un asiento; labró un acta, pidió un informe y habilitó a los técnicos y personal de las organizaciones que estaban presentes para continuar la inspección.
Por su parte, Rachid precisó que “este reconocimiento lo estamos haciendo porque tenemos muchas denuncias de que faltan piezas y que se están vendiendo por Internet, de que el predio donde están los vagones no está bien custodiado y que los coches se están deteriorando”.
La legisladora aclaró que por ser patrimonio histórico cultural de la Ciudad, “la jueza determinó que la finalidad de los coches tiene que ser resuelta por la Legislatura con una mayoría especial”.
“Nosotros proponemos que al menos el 75 por ciento de los coches queden en funcionamiento los fines de semana y feriados, para preservarlos, y que sobre el resto se acuerde a qué museos o lugares se destina”, puntualizó.
En tanto, Profeta, que recorrió con anterioridad cada uno de los vagones que fueron llevados tanto a Villa Soldati, como al taller Polvorín o a Parque Patricios, y que hoy acompañó toda la recorrida referenciando cada una de las cosas que faltan, aseguró: “Acá hay 78 coches pero tendría que haber 79, es decir que falta uno”.
por Télam