El plan de seguridad implementado por el gobierno nacional en la red de subterráneos de la ciudad en agosto del año pasado y como consecuencia de la ola de robos y violaciones, parece haber quedado en desuso.
A grandes rasgos, el programa “Subte Alerta” consiste en la ubicación de un policía por estación, cámaras en la mayoría de las paradas y la implementación del *31416, un número al que los usuarios pueden llamar en caso de algún inconveniente.
“El operativo fuerte duró unos meses y después volvimos a la normalidad. Hay muy poca presencia policial. Habrá un policía cada cuatro o cinco estaciones… Los arrebatos y los hurtos vuelven a ser cosa de todos los días”, afirmó Claudio Dellecarbonara, delegado de los trabajadores de la línea B.
Sin embargo, Diego Fernández Garrido, coordinador del programa y asesor del Ministerio del Interior aclaró que “los policías que custodian las estaciones lo hacen como horas adicionales. Y los adicionales son voluntarios”.
“Hay un margen de ausentismo que escapa a nuestro cronograma, que se realiza con un mes de antelación para evitar problemas”, explicó. “Probablemente los agentes no hayan estado en el andén porque estaban recorriendo otro sector de la estación”, intentó en diálogo con el diario La Nación.
En la misma línea, Metrovías – la concesionaria del subterráneo- también admitió inconvenientes con los policías. Según Fernández Garrido, a esos efectivos les paga una parte la empresa y otra la Secretaría de Transporte de la Nación.