En los primeros cinco meses del año, el Subte transportó 3,7 millones de pasajeros menos que en igual período de 2018.
De acuerdo con cifras oficiales, de enero a mayo de este año la red movilizó 128.576.633 pasajeros pagos, en contraste con los 132.319.719 que viajaron en igual período de 2018, lo que representa una caída del 2,8%.
Aunque este porcentaje puede parecer menor, debe ser puesto en perspectiva: todas las líneas acumulan caída en la cantidad de pasajeros transportados a excepción de la línea H, que compensa en buena medida las fuertes pérdidas del resto, en particular de las líneas E y C.
De enero a mayo, las líneas que más pasajeros perdieron fue la E (10,3% menos), seguida por la C (7,2% menos) y el Premetro (7,1% menos). Las líneas A y B perdieron 3,6% y 2,8%, respectivamente. La que mejor aguanta la caída es la línea D, que vio reducida su demanda en apenas un 0,9%.
La línea H, en cambio, es la única que creció: en los cinco primeros meses del año aumentó su caudal de pasajeros en un 6,9%. De hecho, es prácticamente la H sóla la que explica que la caída general sea de apenas 2,8%, todo esto gracias a que tuvo cifras muy positivas en todos los meses, en particular durante enero (+11%) y febrero (+15,7%). A partir de marzo, la línea continúa creciendo aunque a menores tasas, acompañando la caída general registrada en el resto de la red. Ese mes, la demanda creció un 3,1%, en abril un 1,5% y en mayo un 6,6%. Cabe recordar que se trata de la línea cuya demanda creció en mayor medida en 2018: un 24% más.
Mes a mes
En enero, la red transportó un número de pasajeros apenas inferior al del primer mes de 2018. Sin embargo, se registraron caídas en las líneas Premetro (-9,3%), E (-7,4%), B (-2,2%) y A (-1,5%). Las líneas que crecieron, a excepción de la citada H, lo hicieron poco: la D registró un 0,6% más y la C un magro 0,3%.
Febrero fue mejor que el del año anterior (casi 1,1 millón de pasajeros más en total), una cifra que estuvo empujada por el espectacular crecimiento de la línea H (+15,7%) y la buena performance de la línea D (+10,4%), A (+4,1%) y B (+3,9%). En cambio, sufrieron pérdidas el Premetro (-6,9%), la línea E (-4,1%) y la línea C (-1,7%).
En marzo comenzó una caída pronunciada. A diferencia de lo que había ocurrido en febrero, la red movilizó 2,2 millones de pasajeros menos que en igual período de 2018. Las líneas más afectadas fueron la C (-14,3%), la E (-10,3%), la A (-8,5%) y la B (-8,1%), mientras que la D perdió un 4,9%.
La tendencia continuó en abril, el mes en que empezó a aplicarse la nueva tarifa de $19, con otra pérdida de poco más de 2 millones en comparación al año anterior. Las líneas más afectadas fueron la E (-14,3%), la C (-12,5%), la A (-8,4%) y la B (-5,8%). La D, en tanto, perdió un 5,2%.
En mayo la caída mermó, con una pérdida poco superior al medio millón de usuarios en comparación con el mismo mes de 2018. Ese mes, cabe aclarar, estaba previsto comenzar a aplicar el aumento tarifario a $21, medida que luego fue suspendida por el Gobierno porteño. Es dable pensar que, de haberse aplicado, la pérdida podría haber sido mayor.
Pese al freno en la caída, la línea E perdió un 12,9% y la C un 5,3%. Las líneas D y A resistieron mejor, con una disminución de 1,9%, 1,4%, respectivamente. La línea B, en tanto, vio reducida su demanda en apenas un 0,1% durante este mes.
En los últimos tres meses (marzo, abril y mayo) la única línea que pudo mostrar un crecimiento de su demanda fue la línea H.
Análisis
Con los datos en mano, no sólo salta a la vista que la demanda del Subte actúa como un termómetro fiel de la actividad económica, sino también de cómo la situación afecta de manera dispar a diferentes grupos sociales.
En efecto, las líneas que encabezan la caída de la demanda son aquellas que o bien discurren por barrios de ingresos medios a bajos (tal el caso de la línea E) o son utilizadas en buena medida por pasajeros de esos sectores, como es el caso de la línea C, que toma el grueso de de sus pasajeros del Ferrocarril Roca y las líneas de colectivos que desde el Conurbano terminan su recorrido en Constitución.
Las líneas que sirven a barrios de clase media tradicional, como la A o la B, también se ven afectadas, aunque en una proporción mucho menor a las anteriores. La línea D, en cambio, apenas siente la caída y tiene una demanda estable y prácticamente inmune a los vaivenes económicos.
La única excepción a la regla parece ser la línea H, cuyo crecimiento se explica más bien por otros factores. En efecto, es la única línea que en el último año sumó estaciones (Facultad de Derecho fue inaugurada en mayo de 2018), a la vez que se trata de una línea nueva en fase de consolidación, que sirve a zonas de la ciudad antes no cubiertas por el Subte, y que por esa misma razón aún está incorporando pasajeros.
La estabilidad en el número de pasajeros durante el verano, en contraste con la caída posterior, es también llamativa. Y es que este dato también tiene una explicación económica, que apuntala la lectura anterior: puede vincularse directamente al mayor número de personas que permaneció en la Ciudad en lugar de viajar por vacaciones.
La versión originalmente publicada de este artículo en la mañana del viernes 14 de junio contenía un error referido a la cantidad y porcentaje de pasajeros perdidos por la red en los primeros cinco meses del año. Este artículo fue publicado nuevamente el día sábado 15 tras la corrección de esos datos erróneos.