Exactamente hace 30 años atrás el Subte comenzaba a funcionar con horario reducido. El servicio, que hasta entonces se extendía de las 5 a la 1:30 de la mañana, (excepción hecha de la línea E), fue acortado a las 22 horas.
Esa medida fue adoptada en el marco de la grave crisis energética que azotó al país en el verano de 1988-89. La emergencia obligó entonces al gobierno de Raúl Alfonsín a tomar decisiones drásticas. Además del recorte al horario del Subte, otras medidas fueron el racionamiento, los cortes programados, la limitación de las transmisiones de televisión a apenas cuatro horas del día, y hasta la reducción del horario de atención de los bancos.
Sin embargo, una vez superada la crisis energética, el Subte no volvió a su horario original. A esto contribuyó, definitivamente, la decisión del Gobierno de Carlos Menem de concesionar la red en el marco de la reforma del Estado. Una vez tomada esta decisión, se acentuó el deterioro de las condiciones de servicio del Subte y se suspendieron las inversiones que tímidamente habían comenzado en la década anterior y que habían quedado frenadas durante la hiperinflación.
La concesionaria Metrovías, que se hizo cargo de la red el 1° de enero de 1994, solicitó a las autoridades mantener el horario limitado con el fin de realizar tareas de mantenimiento, reparaciones y refacciones.
En 1996, voceros de la empresa explicaban a La Nación que el horario reducido era necesario para realizar arreglos en coches e instalaciones fijas. “Es un horario prudencial. No se perjudica tanto a los usuarios y es una hora razonable para comenzar con los arreglos […] Nuestro objetivo es prolongar el servicio hasta la medianoche lo antes posible”, explicaba entonces Claudia Vila, gerente de Relaciones Públicas de Metrovías.
El contrato de concesión contemplaba que el horario reducido regiría hasta 1996, cuando pasaría a ser de 5 a 23 para las líneas A, B, C y D y de 5 a 22 para la línea E. Amparándose en las obras que aún faltaban realizar, Metrovías solicitó sendas prórrogas a las autoridades para mantener el servicio cortado a las 22. La última prórroga venció en noviembre de 2000, por lo que en 2001 la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT) intimó a la empresa a extender el horario de servicio hasta las 23 horas.
Aunque de mala gana -voceros de la empresa aseguraban que era “poco inteligente extender el servicio de subtes después de las 22, cuando a esa hora la ciudad tiene tan poco tránsito”-, finalmente el horario fue extendido hasta las 23 a partir del lunes 3 de septiembre de 2001.
En los años siguientes no fueron pocos los intentos de que se extendiera nuevamente, con el objetivo de recuperar el horario de operación que históricamente había tenido la red. Metrovías mantuvo firme su postura de que ese cronograma era necesario para la realización de obras y tareas de mantenimiento, que tienen lugar en horario nocturno.
El cambio llegó recién en diciembre de 2017 con la implementación del “corrimiento horario”, una iniciativa del Gobierno de la Ciudad que consiste en la extensión del horario nocturno a cambio de un recorte en las primeras horas de la mañana. Así, en días hábiles, el Subte pasó a funcionar de 5:30 a 23:30 y los sábados de 6 a 24.
Este horario, sin embargo, aunque mejora las prestaciones nocturnas, sigue siendo tributario de un diagrama de horarios implementado en el marco de circunstancias extraordinarias que hoy ya no existen. Y aunque es un consuelo, ni siquiera se aproxima a la recuperación del horario histórico que el Subte supo tener. Únicamente el proyecto presentado por la Defensoría del Pueblo va en este sentido.