El coche La Brugeoise número 10 volverá a rodar en septiembre, indicaron desde Metrovías. Llegado desde Brujas, Bélgica, en septiembre de 1913 con un diseño bastante diferente al actual, estuvo detenido durante más de una década en el galpón del taller que Metrovías tiene en Villa Lynch al costado de las vías del ferrocarril Urquiza.
En el taller Polvorín, el coche fue recibido en agosto del año pasado y presentaba algunos faltantes producto de sus años fuera de servicio, en los que se le retiraron vitales componentes para servir de repuestos para los coches La Brugeoise en servicio en la línea A. De esta manera, faltaban componentes eléctromecánicos, detalles de madera y hasta el pantógrafo. Sin embargo, los calificados técnicos del taller Polvorín comenzaron la restauración con el firme objetivo de que vuelva al servicio para septiembre, aunque en forma turística los fines de semana.
“Es muy costoso llevar adelante un proyecto así. Uno sabe cuándo arranca, pero no sabe cuándo termina. Hasta que no ponés el último tornillo en su lugar no sabés con qué desafío nuevo te vas a encontrar”, aseguró Pablo Piserchia, el encargado del equipo que debe restaurar el N° 10. “Todas las modificaciones que se hicieron a los coches -agregó- fueron en este taller, y ahora en este mismo taller vamos a restaurar el coche.” El 31 de diciembre de 1926, la Compañía de Tranvías Anglo-Argentina, entonces operadora y dueña de la línea A, decidió cancelar el servicio mixto subte-tranvía que se prestaba gracias a la rampa de Primera Junta: la eliminación del boulevard de la avenida, por el que los trenes del Subte circulaban segregados del tránsito hasta Rivadavia y Lacarra, ocasionaba demoras en los servicios en el túnel producto de las interferencias que sufrían los coches en el tramo a nivel. Por lo tanto, la Anglo decidió reformar los 115 coches La Brugeoise para que circularan exclusivamente bajo tierra: se cambiaron las cabinas tranviarias de las puntas por los actuales frentes curvos, se agregó una tercera puerta corrediza en el centro y se reformaron los interiores.
Esta foto, tomada al coche 16 el 8 de noviembre de 1913, muestra cómo se veían los coches La Brugeoise apenas llegaron al país. (Colección Aquilino González Podestá)
Uno de los principales problemas con los que se encontró el equipo de restauración fue conseguir artesanos que pudieran realizar réplicas de los artefactos de iluminación originales: de bronce macizo, tallados con formas de hojas de acanto y con tulipas de cristal esmerilado. También hubo que hacer a nuevo los herrajes originales de las puertas, de bronce cromado, que habían sido reemplazadas hace décadas por las de acero que se ven en los coches hoy en día. En lo que hace a la madera, hubo que recuperar ventanillas, asientos y molduras decorativas. En la zona de los asientos, el coche 10 se caracteriza por contar, al igual que el coche 27, con los paneles de chapa enlozada originales de la Anglo Argentina. Elaborados en relieve, cuentan en su centro con el monograma de la que fuera la compañía tranviaria más poderosa de Buenos Aires y la primera en construir una línea de Subtes.
Se espera que el coche vuelva a circular antes de fin de año, posiblemente para septiembre en honor al 97º aniversario de su llegada al país. Cabe esperar, también, que la minuciosa tarea de restauración que se ejecuta sobre el coche 10 sirva de inspiración para la restauración de los coches La Brugeoise que, desde el 1 de diciembre de 1913, cumplen estoicamente a diario con la tarea de transportar a miles de pasajeros entre el centro y el oeste de la Ciudad.