Más temprano enelSubte.com adelantó los inconvenientes sufridos en la línea B de subtes. El servicio se interrumpió producto de un problema en el sistema de señales, aunque se desconocía el origen del mismo.
La única información que se dio a conocer fue gracias a usuarios y trabajadores, ya que ningún medio de prensa ni la misma empresa informó sobre lo ocurrido bajo tierra.
Sin embargo, hace minutos un comunicado del Cuerpo de Delegados confirmó el orígen del desperfecto técnico que trajo como consecuencia la alteración de un grupo de usuarios, quienes se abalanzaron sobre la conductora de una formación creyendo que los problemas eran producto de conflictos gremiales. La motorman fue atendida en el centro médico de su obra social, para luego ser trasladada a su domicilio producto del cuadro nervioso que presentaba como consecuencia de las violentas agresiones verbales que tuvieron lugar esta mañana en el epicentro del conflicto, la estación Callao.
Las señales parpadeaban alternando entre rojo y verde, como si un cortocircuito se precipitara en ellas, lo que obligó la interrupción total de la línea durante casi tres horas. Pero no fue un cortocircuito, sino algo peor: el mal estado de las vías y de las ruedas de acero con planeaduras en varias formaciones, producto de la falta de mantenimiento e inversión por parte de la empresa concesionaria, trajo como consecuencia una importante falla en el circuito eléctrico de los rieles.
El sistema de señalización digital ATP (Automatic Train Protection, por sus siglas en inglés) fue instalado en la línea B en 2003 –con costos cubiertos por el Estado nacional a través de sus subsidios– y trajo consigo una conexión de los rieles implementando tramos entre los cuales se conectan una serie de cables que van directo al corazón del sistema de señales. Cuando un tren pasa por cada tramo interconectado, el sistema recibe una señal que le informa la posición del tren. Cada tramo es separado y aislado del otro para no provocar interferencias.
El desperfecto de esta mañana fue producto de una fisura en una junta entre dos rieles donde justo finalizaba un circuito y comenzaba el siguiente, en la estación Callao. Esta fisura produjo un contacto entre ambos circuitos, lo que el sistema ATP interpretó como una formación que pasaba por allí. Ocurre que la fisura producía contactos intermitentes, lo que originaba la extraña conducta en las luces del sistema de señales. El desperfecto fue solucionado, como de costumbre, de manera precaria, separando los rieles mediante un prensado en el riel fisurado para asegurar la continuidad del servicio y la separación del contacto errático.
Este inconveniente no sólo pone en riesgo la integridad del sistema y el normal funcionamiento de la línea, sino que demuestra claramente la falta de mantenimiento de las vías. Una fisura de tales características en uno de ellos pone a la vista el pésimo estado de los rieles y sus juntas, como así también de las ruedas, cuyas aplanaduras son las principales causantes del deterioro constante de los rieles y de la integridad de las formaciones. Este tipo de desperfectos puede, ciertamente, producir descarrilamientos. De hecho, han ocurrido varios en el pasado, ninguno informado por la empresa ni los medios.
En la línea A en Plaza Miserere el pasado viernes 9 de noviembre, y ayer en la estación San Juan de la línea C se presentaron inconvenientes de similares características.