China presentó el pasado jueves un nuevo tren de levitación magnética (Maglev) capaz de desarrollar velocidades de hasta 600 kilómetros por hora, informaron medios estatales de la nación asiática.
Con este tipo de formaciones, se podría cubrir la distancia entre Pekín y Shanghái –ubicada a casi 1000 kilómetros de distancia– en dos horas y media. En la actualidad, un avión tarda tres horas y el tren de alta velocidad, cinco horas y media en cubrir dicha distancia.
Las líneas Maglev son capaces de ofrecer velocidades comparables a las de un avión gracias a que, a diferencia de los trenes convencionales y de alta velocidad, prescinden del uso de infraestructura de rieles tradicionales y emplean corredores especiales con los que no establecen ningún tipo de contacto físico salvo al detenerse en una estación.
De esta manera, las formaciones levitan sobre un campo magnético generado por electroimanes ubicados bajo los coches y en la infraestructura que, al alternar secuencialmente sus polaridades, hacen que el tren se deslice sin enfrentar otra resistencia que la ofrecida por el aire y las inclemencias climáticas.
Si bien China ha experimentado con la tecnología Maglev durante los últimos 20 años –incluso posee una línea operativa hacia el aeropuerto de Shanghái– todavía no ha construido corredores de larga distancia que la empleen de manera masiva.
Al respecto, también existen proyectos para implementar esta tecnología en Japón y en Alemania, aunque los elevados costos y la incompatibilidad con los corredores existentes son aún un obstáculo a superar.
La primera línea de uso público con esta tecnología operó entre 1984 y 1995 en Gran Bretaña y fue un people mover de baja velocidad, que unía la estación de trenes Birmingham International con el aeropuerto de dicha ciudad de la región de las West Midlands de Inglaterra.