Un grupo de camioneros bloqueó el paso de un tren de cargas y logró quedarse con el transporte del cargamento de granos que iba a ser movilizado por la formación desde la localidad bonaerense de Colón hasta el puerto de Rosario.
El piquete se desarrolló a lo largo de cuatro días en las inmediaciones de la planta de la cerealera Cargill en Colón, que había contratado el flete ferroviario con la empresa Nuevo Central Argentino (NCA), operadora de los servicios de carga del ferrocarril Mitre.
Los camioneros, agrupados en la Confederación Argentina del Transporte Automotor de Cargas (CATAC), argumentaron que correspondía a sus representados de Colón llevar los granos hasta Rosario dado que habían sido ellos quienes lo habían llevado originalmente a la planta de acopio de Cargill.
El presidente de CATAC, Ramón Jatip, expresó en declaraciones al Canal 7 local que “nosotros expusimos ante Cargill que este cereal lo habían traído los camiones de Colón y es el que permitirá a los transportistas llegar hasta fin de año. No podían desconocer el sacrificio hecho durante pandemia de mandar los camiones a cargar a todos lados” a la vez que afirmó que desde Cargill le aseguraron que se trataba de una “prueba piloto” para comprobar el estado de la infraestructura y la viabilidad de transportar carga por ferrocarril.
Para justificar la actitud de sus representados, insólitamente Jatip aseguró que “la gente de NCA nos dijo que el tren descarriló tres o cuatro veces vacío, entonces a dónde iban a llegar cargados. En cambio los camiones en 3 o 4 horas llegan hasta el Puerto de Rosario con todas las medidas de seguridad. Los vagones iban a llevar la mitad de carga, sólo 25 mil kilos. Era algo ilógico, no era productivo. No es el momento para esta prueba piloto. Estaba todo mal”.
Este tipo de acontecimientos no son nuevos en la red ferroviaria argentina, cuyos trenes de carga habitualmente sufren este tipo de presiones de parte de transportistas automotores para quedarse con los contratos de carga y el cargamento de los convoyes sin que el Estado haga nada para evitar estas interferencias inaceptables tanto para la libertad de empresa y de circulación como para la recuperación de un medio de transporte eficiente y sustentable como el ferrocarril.