Un locotractor adquirido por Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) se ha transformado en un nuevo dolor de cabeza para el Subte. Según afirman trabajadores del Taller Polvorín, donde se encuentra almacenado, la puesta en marcha de esta nueva máquina, al momento, ha resultado “un fracaso”.
Se trata de un locotractor de origen italiano, modelo Zephir 13.220, de alimentación diésel y características biviales (puede circular sobre vías mediante ruedas ferroviarias o bien en la calle, con neumáticos), que costó 303.723 euros. Su adquisición fue licitada por SBASE en 2014, en el marco de una contratación que también contemplaba la provisión de un equipo similar aunque de tracción eléctrica, cuya provisión también fue confiada a Zephir, a un valor de 234.801 euros.
Cabe señalar que Zephir SpA venció en la licitación a la estadounidense Trackmobile LLC, que ofreció los dos equipos por 399.307 dólares o una alternativa de 386.157 dólares y a la argentina Materfer, aunque esta última sólo compitió en el rubro del locotractor eléctrico, que ofreció a un valor de 450 mil dólares más IVA.
Si bien los técnicos destacaron la potente y fiable motorización de la maquinaria, aseguran que el equipo tiende a descarrilar en las curvas cerradas que predominan en los talleres y en áreas de maniobra (tal el caso de Polvorín, donde se llevaron a cabo sus primeras pruebas de circulación). “La base rígida del locotractor que se forma con los ejes ferroviarios es muy larga y no le permite inscribirse bien en las curvas cerradas”, explicaron.
Este equipo estaría destinado a realizar maniobras con el material rodante del Subte, por ejemplo realizando traslados desde el Taller Polvorín al túnel, tarea que en ocasiones fue realizada con los antiguos coches La Brugeoise, retirados de servicio en 2013. Más recientemente, se han trasladado coches mediante carretones hasta la rampa de Primera Junta.