El Metro de Madrid reconoció públicamente la presencia de asbesto en componentes de los trenes CAF Serie 5000, los más antiguos que circulan en la red de la capital española, parte de los cuales fueron vendidos a Buenos Aires para ser usados en la línea B. Las unidades más antiguas que no fueron compradas por el Subte se utilizaron para probar explosivos en su país de origen.
Así lo recogieron la semana pasada varios diarios españoles, revelando que un empleado de Metro de Madrid enfermó de un tipo de cáncer conocido como Asbestosis, provocado por la exposición prolongada a este tipo de material. La empresa la reconoció como “enfermedad laboral”.
Desde Metro de Madrid explicaron que el asbesto está presente en la cobertura de “un pequeño componente eléctrico” y que “no hay riesgo en ningún caso para las viajeros”. El peligro es para los trabajadores de mantenimiento, aunque la empresa asegura que los empleados “que tienen que acceder a este componente reciben la formación necesaria para evitar el peligro”.
“Metro es centenario y no es ajeno a esta problemática”, dijo un vocero de la compañía a El País, quien confirmó que se está trabajando en “un protocolo de actuación para manipular elementos con amianto, la realización de un mapa con los lugares donde aun podría estar presente y la estimación del tiempo requerido para su eliminación”.
Debido a sus características cancerígenas, el amianto se encuentra prohibido tanto en España como en la Argentina desde 2001.
En la línea B funcionan seis trenes (36 coches) CAF 5000. Las formaciones tienen un historial de fallas y baja fiabilidad, habiendo provocado numerosas interrupciones de servicio desde que entraron en funcionamiento en la línea B. De hecho, la totalidad de esta flota había sido apartada de la línea, reingresando paulatinamente desde el año pasado.