El pasado jueves una comitiva encabezada por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, acompañado por el vicejefe Diego Santilli, el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte Franco Moccia y el reconfirmado presidente de SBASE, Juan Pablo Piccardo, recorrió la obra de extensión de la línea E, anunciando formalmente el traspaso de esa obra a la Ciudad por parte del Estado Nacional, que había sido firmado en diciembre pasado.
El titular del ejecutivo local remarcó que, si bien la obra civil de estaciones y túneles –ejecutada por la Nación durante el gobierno anterior–se encuentra terminada, faltan las vías, las señales, las subestaciones y el tendido de catenaria para alimentar a los trenes.
La nota disonante la dio el comunicado oficial del GCBA, que anunció con total desparpajo “la construcción de las estaciones Catalinas y Retiro”, que como bien señaló Larreta, están terminadas desde hace ya tiempo.
Cabe recordar que durante el año pasado, SBASE lanzó sendas licitaciones destinadas a encarar esas tareas: la obra de rieles se encuentra actualmente en ejecución, se licitó la ventilación y se proyecta la construcción de dos subestaciones (en Lacarra y Correo Central). También se prevé la instalación de catenaria rígida, similar a la colocada en la línea B, a pesar de que el túnel fue construido previendo la operación con catenaria aérea flexible. Adicionalmente se trabaja en el otro extremo de la línea en la construcción del Taller Lacarra, cuyo proyecto fue recientemente ampliado.
Según estimó Rodríguez Larreta, las obras demandarán una inversión de 800 millones de pesos y demorarán al menos dos años más, habilitándose al público recién para 2018, más tarde de lo que había previsto la Ciudad inicialmente.
De acuerdo con fuentes oficiales, la extensión le añadirá a la históricamente subutilizada línea E un 25% adicional de pasajeros. La incógnita continúa siendo el material rodante con que será servida, ya que la reforma de los coches General Eléctrica Española que actualmente circulan en esta línea fue cancelada por la Ciudad. Se especula que para cuando se habilite serán transferidos a ella los Fiat Materfer que actualmente corren en las líneas A y D, donde serán reemplazados por coches cero kilómetro de CNR y Alstom, respectivamente.