El ingeniero Juan Pablo Piccardo renunció este miércoles a la presidencia de Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado, cargo que ocupaba desde fines de 2009. De forma interina, se hará cargo de la firma el vicepresidente del directorio, Edgardo Campelo.
El ahora ex titular de la empresa estatal adujo oficialmente “razones personales” para su decisión. Sin embargo, su salida ya se daba por hecho desde hacía varios meses. Pese a ser uno de los dirigentes pertenecientes al círculo más íntimo de Mauricio Macri, Piccardo había quedado aislado internamente dentro del PRO tras el cambio de gobierno. Primero había intentado ser promovido a la dirigencia de alguna otra empresa estatal, entre las que sonaban Aerolíneas Argentinas y Ferrocarriles Argentinos. Sin embargo, con el correr de los días se hizo cada vez más claro que el PRO no le daría lugar en el elenco nacional ni provincial y sólo atinó a conservar su puesto.
Pero ya nada volvería a ser como antes: sus propuestas fueron una y otra vez desautorizadas por Rodríguez Larreta, quien montó una virtual intervención de la empresa a cargo del Ministro de Desarrollo Urbano y Transporte Franco Moccia, dirigente de su extrema confianza. Muestra de ese aislamiento fue el lugar marginal que se le dio a Piccardo en el acto inaugural de la estación Santa Fe, en julio de este año, donde ni siquiera pronunció un discurso, como históricamente hicieron los titulares de SBASE al inaugurarse estaciones.
Con la salida de Piccardo se pone fin a la presidencia más larga de la historia de Subterráneos, totalizando casi siete años en el cargo, que fueron especialmente prolíficos en escándalos. Siendo uno de los funcionarios más cuestionados de la administración porteña, terminó su mandato con causas penales por defraudación al Estado en el marco de la cuestionada compra de trenes usados incompatibles al Metro de Madrid y sospechas de irregularidades en las expropiaciones realizadas para la construcción de los accesos a las estaciones de la línea H.
Además del descalabro de la línea B –su más pesada herencia–, otras medidas polémicas de su gestión incluyeron el destrato patrimonial a las estaciones de la red y a los coches La Brugeoise que fueron retirados de la línea A en el verano de 2013, la contratación de empresas involucradas en causas por corrupción, las modificaciones de trazas sin estudios que las avalaran y el reemplazo de líneas proyectadas por corredores de Metrobús.
Piccardo había llegado a la empresa estatal como refugiado desde el ministerio de Espacio Público, de donde había salido eyectado luego de los casos Zahira Morales y UCEP, aunque más tarde resultaría absuelto de ambos por la Justicia. No obstante, su derrotero polémico no acaba en la gestión pública: arrastraba causas penales de su paso por la cervecera Isenbeck. Su designación en Espacio Público como parte del primer gabinete de Macri fue una de las primeras controversias que tuvo que enfrentar el actual presidente.
Edgardo Campelo, su reemplazante inmediato, es un hombre proveniente del G-25, el semillero de dirigentes empresarios del PRO que se propone actuar según su propia definición como un “puente” entre el ámbito privado y el público. La llegada de Campelo a SBASE se produjo en enero de este año, como parte de la incorporación de gente de confianza de Horacio Rodríguez Larreta. Contador público de profesión, desarrolló toda su carrera en el sector privado (Citibank, Banco Santander, AES Corporation y MTG Group).
[yop_poll id=”33″]