La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció la semana pasada la construcción de una nueva línea de metro para la capital del vecino país.
Se trata de la línea 7, que cruzará la ciudad de oeste a este a lo largo de casi 25 kilómetros de extensión, por la ribera sur del río Mapocho, uniendo las comunas de Renca y Vitacura. Los estudios de consultoría para evaluar la traza habían sido anunciados en 2014.
El trazado de esta nueva línea está pensado no solamente para atender zonas a las que actualmente no llega el subterráneo, sino también para aliviar la línea 1 (en buena parte paralela a la nueva línea 7), que es la más utilizada de la red. Además, tocará varios nodos de transbordo de importancia, combinando con las líneas 2 y 3 en la estación Cal y Canto, con las líneas 1 y 5 en la estación Baquedano y nuevamente con la línea 1 en Salvador.
El nuevo proyecto demandará una inversión de 2528 millones de dólares -un valor inferior al del soterramiento del Sarmiento, por caso-, que serán financiados en un 70% con recursos propios de Metro de Santiago (una empresa estatal) y el 30% restante mediante toma de deuda. Si bien inicialmente el gobierno chileno había evaluado una concesión, la idea terminó siendo descartada: el presidente de la compañía, Rodrigo Azócar, dijo a La Tercera que la concesión “no era una buena idea, no era razonable […] ese modelo es más caro”.
Según confirmó el titular de la compañía, la línea se construirá con gálibo ferroviario de 3,2 m (igual que el de la línea B porteña, hoy desperdiciado por haberse comprado trenes de 2,77 m de ancho) y apta para trenes de cinco coches con conducción automática. El gasto previsto para el material rodante es de aproximadamente 1,5 millón de dólares por coche, un precio similar al que se pagó por los CNR de la línea A.
Según informaron desde Metro de Santiago, se estima que en el segundo semestre se comenzará a trabajar en la ingeniería básica y que para 2020 se construirán los primeros pozos de ataque. La terminación de la obra está programada para 2025. De cumplirse los plazos, para ese año Santiago contará con una red de 174 kilómetros de extensión y 164 estaciones. Cabe recordar que en Santiago están próximas a inaugurarse las líneas 3 y 6 completas y están en proyecto las extensiones de las líneas 2 (hacia el sur) y 3 (hacia el norte).
¿Línea 7, al aeropuerto?
Al igual que la mayoría de los aeropuertos de Sudamérica, el de Santiago no es accesible mediante transporte público masivo. Sin embargo, la línea 7, por las características de su trazado, sería la mejor posicionada para alcanzar ese destino mediante un ramal o una futura extensión.
El presidente de Metro dijo que esa posibilidad, impulsada por algunas consultoras, está “por ahora” fuera de discusión. Sin embargo, agregó que “con la tasa de crecimiento de los vuelos en la terminal aérea, que es espectacular” y con los desarrollos inmobiliarios en la zona de Pudahuel (cerca del aeropuerto), la situación podría cambiar en el futuro mediato.