Siguiendo un camino que se inició el año pasado con los viajes en busca de inversiones a Europa y las presentaciones en foros de negocios locales (como el promocionado Mini Davos), el Gobierno nacional redobla sus esfuerzos en la búsqueda de financiamiento para llevar a cabo proyectos de infraestructura de transporte.
Si bien hasta ahora esas iniciativas incluían únicamente proyectos de transporte ferroviario, en un reciente documento de “Oportunidades de Inversión”, elaborado por la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, se incluyen proyectos de modernización y ampliación de la red de subterráneos porteña.
Durante años la Ciudad se amparaba en que no podía extender el Subte porque el entonces Gobierno nacional le negaba el acceso al crédito internacional. Ahora, pese a que ambas administraciones están en plena sintonía -lo que crea las condiciones para que el GCBA pueda endeudarse para construir subterráneos- parece no haber interés por esto y se opta por una apertura al capital privado.
Tampoco queda del todo claro cómo se instrumentarían estas “inversiones” privadas: ¿contratos llave en mano, como se intentó en el pasado? ¿régimen de participación público-privada? ¿concesiones de mantenimiento de infraestructura u operación? Interrogantes que el escueto documento no termina de responder.
Las obras
La propuesta presentada a los inversores consiste en un plan de obras de 1400 millones de dólares a ejecutar en un plazo de siete años.
La obra más importante del paquete es la construcción de la primera etapa de la línea F, que se lleva el grueso del total: demandaría una inversión de 900 millones de dólares. Según consta en el documento, esa cifra incluye la puesta en marcha de seis kilómetros de vías, siete estaciones (con sus respectivas combinaciones), material rodante, señalamiento y automatización de la operación, tal como SBASE había anticipado años atrás.
[quote_box_right]El paquete de obras para el Subte asciende a 1400 millones de dólares a ejecutar en siete años. La mayor parte de las inversiones (900 millones) se destinaría a construir la primera etapa de la línea F, entre Constitución y la Plaza Rodríguez Peña. El segundo tramo, objeto de debate, se dejaría para una etapa posterior.[/quote_box_right]
El proyecto de la línea F había sido reflotado recientemente por el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte, Franco Moccia. Parte de los estudios de consultoría para la F entró en redefinición por la posible colisión con las eventuales obras de la RER en Constitución.
La cifra de “siete estaciones” es consistente con los planes presentados años atrás: la traza se construiría entre Constitución y la Plaza Rodríguez Peña, en Recoleta, dejando el segundo tramo (a Plaza Italia por Las Heras en el proyecto vigente, que el GCBA quiso cambiar por Facultad de Derecho), para una etapa posterior.
Los tres proyectos restantes que aparecen en el documento refieren a la modernización de las líneas A (obras por 36 millones de dólares), C (160 millones de dólares) y D (que se lleva la mayor parte, 324 millones de dólares). En ninguno de estos tres casos se evalúa extender las trazas actuales, sino modernizar el equipamiento. Según se detalla, se planea adquirir material rodante para incrementar la frecuencia, instalar sistemas de automatización y reformar de coches para garantizar que el 100% de la flota tenga aire acondicionado.
Si bien no se dan mayores detalles, cabe recordar que algunos proyectos en ese sentido ya están siendo ejecutados o bien están próximos a ser adjudicados. En el caso de la línea A, se recambiarán aparatos de vía el próximo verano, en el marco de una licitación que ya fue lanzada, mientras que en la línea D se incorporarán 60 coches Alstom adicionales y se espera que en breve se resuelva una licitación para colocar un nuevo señalamiento CBTC y puertas de andén. En tanto, en la línea C las obras de instalación del CBTC, que permitirá automatizar la línea a la manera de lo realizado en la H, tienen fecha de finalización prevista para mediados del próximo año.