Como parte de una triple estrategia de logística militar, integración al territorio ruso y muestra de reconstrucción para la población local, las autoridades rusas avanzan en un rápido plan de infraestructura ferroviaria en el territorio en disputa con Ucrania. El trasporte de material militar por territorio continental le evita depender del puente que une Crimea con el resto del territorio ruso a través del estrecho de Kerch, lo que vuelve la logística especialmente vulnerable a ataques ucranianos.
En mayo del año pasado, el gobierno ruso anunció la constitución de una nueva empresa estatal, Ferrocarriles de Nueva Rusia –o Novorrusia, como se conoce históricamente a la región en disputa entre Kiev y Moscú–, para reorganizar la actividad ferroviaria entre las repúblicas de Donetsk y Lugansk, de facto independientes de Ucrania desde 2014, y las regiones de Zaporiyia y Jersón, anexadas por Rusia en 2022. Ferrocarriles de Nueva Rusia es una entidad separada de los Ferrocarriles Rusos pero depende del mismo organismo, la Agencia Federal de Transporte Ferroviario. Cabe recordar que las redes ferroviarias de Rusia y de Ucrania son totalmente compatibles entre sí porque comparten un mismo origen: los Ferrocarriles Soviéticos.
El principal proyecto en ejecución es la construcción de una nueva línea ferroviaria que, a través de la región del Dombás, unirá Rostov del Don con Mariúpol, en la costa del mar Negro, y Sebastopol, en Crimea. El gobernador ruso del óblast de Zaporiyia, Yevgueni Balitski, confirmó el proyecto a fines del año pasado: “Si construimos una línea férrea, aunque sea una vía única con tracción diésel, ya habremos resuelto el trabajo del Ejército. Y, más importante, estaremos resolviendo la cuestión de la exportación de granos, de mineral de hierro, chatarra, carbón y otros elementos que necesitamos para conectarnos con el continente [N. de la R.: el territorio ruso preexistente]. El puente de Crimea no sólo está lejos, es objeto de creciente peligro”.
Las obras de construcción del nuevo ramal comenzaron en septiembre de 2023 y comprendieron, en una primera etapa, la rehabilitación de 140 km de vía y la construcción de otros 63 km de vía nueva. Según publicaron recientemente medios de inteligencia militar vinculados a la parte ucraniana, los trabajos por parte de constructoras civiles rusas avanzaron rápidamente durante los meses del invierno boreal. La nueva línea corre paralela y retrasada respecto de la actual línea del frente. El pasado 15 de marzo, según informó el Ministerio de Transporte de Rusia, al menos un sector ya fue librado al tráfico de cargas. Se proyecta restablecer el tráfico de pasajeros “cuando se normalice la situación”. El presidente ruso, Vladímir Putin, anunció que antes de finales de 2024 la nueva línea llegará a Sebastopol, la capital de Crimea.
En el frente del Dombás existe otro un desarrollo ferroviario, aunque no es una vía. A partir de julio del año pasado, cuando se anunció una contraofensiva ucraniana, el Ejército ruso reutilizó más de 2000 vagones de carga en desuso para formar una barricada que se extiende por más de 30 km a unos 6 km de la línea de frente, y que resulta una fortificación antitanques virtualmente impenetrable. En paralelo con la “Bomba del Zar” y otros proyectos maximalistas rusos llamados por el estilo, a esta barricada ferroviaria se la ha llamado el “Tren del Zar”.
Paralelamente a los trabajos de infraestructura de vías Rusia avanza en la reparación de construcciones civiles dañadas, como la propia estación de trenes de Mariúpol, que había quedado destruida por la guerra y ya se encuentra reconstruida.