Una formación de cuatro coches La Brugeoise se encuentra lista para iniciar las primeras pruebas de circulación en la línea A luego de ser sometida a un proceso de restauración, que demoró tres años, con el objetivo de iniciar un servicio turístico en fines de semana o fuera del horario comercial a mediados de este año.
El tren está formado por los coches 5 y 16 –recuperados en 2013 y exhibidos en Plaza de Mayo para el centenario de la línea–, a los que se suman los coches 124 y 125, construidos en el taller Polvorín en 1944 a imagen y semejanza del resto de la flota belga.
Las unidades en cuestión fueron adaptadas en su parte eléctrica, que fue renovada en su totalidad con materiales modernos, para poder circular con los 1500 voltios que la línea A empezó a utilizar tras el retiro de la centenaria flota belga en enero de 2013.
En cuanto a sus carrocerías de madera, se reemplazaron piezas desgastadas y se agregaron refuerzos en puntos clave para evitar la clásica oscilación que observaban los pasajeros durante el servicio. Además, se removió toda la pintura vieja para poder aplicar tratamientos ignífugos y de preservación contra hongos e insectos. Luego, sus interiores fueron barnizados nuevamente y, en sus exteriores, se aplicó el esquema de pintura azul y gris que sobrevivió hasta su último día de servicio bajo capas de grafitis.
Otro aspecto destacado de la restauración, llevada a cabo por Subterráneos de Buenos Aires bajo la dirección de la arquitecta María Elena Mazzantini con la colaboración técnica e historiográfica de la Asociación Amigos del Tranvía, es la recuperación de detalles que se habían perdido paulatinamente durante los 99 años de servicio. Tal es el caso de los pasamanos cromados de las puertas –que conservan su clásica apertura manual– y de los capiteles dorados que rematan los pasamanos, que permanecieron ocultos por décadas bajo capas de esmalte blanco. De esta manera, los coches La Brugeoise recuperan un aspecto muy parecido al que tenían en las décadas de 1930 y 1940.
La flota de coches La Brugeoise fue intempestivamente retirada de servicio el 11 de enero de 2013 tras 99 años, un mes y diez días de servicio ininterrumpido, lo que los convertía en ese momento en los coches en servicio regular más antiguos del mundo. Tras su retiro, la línea A permaneció cerrada dos meses para poner en servicio los primeros nueve de los actuales trenes de origen chino. En tanto, las Brujas fueron trasladadas primero a un obrador de la línea H en Labardén y Los Patos, donde quedaron a la intemperie, y luego fueron llevadas hasta el predio del taller Mariano Acosta del Premetro.
Gracias a recursos de amparo interpuestos por aficionados y legisladores porteños como María Rachid y Rafael Gentili, la Justicia reconoció el valor patrimonial de la flota y ordenó su protección al gobierno porteño, que procedió entonces a cubrirlos con lonas que no lograron impedir su deterioro ni las sustracción de piezas. Finalmente, el GCBA construyó un galpón para proteger las unidades mientras que la Legislatura sancionaba la ley 4886, que incorpora la flota al patrimonio histórico de la Ciudad –a excepción de los coches 25 y 89, ambos dañados por un choque el 7 de enero de 2012 fuera del horario de servicio y ahora puestos a remate– y obliga a la prestación de un servicio histórico con al menos 20 coches restaurados.