Hoy estoy realmente muy triste. Está pasando lo que no tenía que pasarle a mi ciudad. El desconocimiento se sumó al ensañamiento, al oportunismo político y a los negocios de unos cuantos. Bajo excusas y razones totalmente cuestionables, el Gobierno de la Ciudad se ha empecinado en destruir de un plumazo casi 100 años de historia de la Ciudad.
Apenas a horas de haberse hecho cargo del Subterráneo porteño, sin demasiada información dado que la operación está hasta el momento en manos de un cuestionado concesionario y bajo la órbita del Estado Nacional, la administración de Macri le bajó el pulgar a los centenarios y maravillosos coches La Brugeoise que siguen funcionando en la línea A desde su inauguración en 1913.
La campaña facilista lanzada por el Sr. Macri nos habla de “seguridad”.
Yo le pregunto al señor Macri si han tenido acceso a las estadísticas que muestran que la línea A, con ese primitivo pero a la vez simple material rodante centenario, es la que mayor confiabilidad ha ofrecido en todos estos años. Yo le pregunto al señor Macri y a sus “cerebros” si tienen idea que esos coches y esa línea tienen el sistema de bloqueo más seguro, con las barras electromecánicas de paratrén y las antenas de freno de emergencia instaladas en TODOS los coches, que hacen imposible la transposición de una señal a peligro.
Si ahora para justificar tanta cosa en pos de la “seguridad” de esta línea andan revolviendo el tema del “riesgo de incendio” que tendrían estos coches por poseer carrocería de madera, yo le pregunto al Sr. Macri y a sus secuaces si realmente analizaron las contingencias que la línea A ha tenido en ese sentido… por si no lo sabe, Sr. Macri, ¡sepa que son totalmente nulas! Nunca un coche Brugeoise se prendió fuego en servicio.
Analizando lo que viene aconteciendo de un tiempo a esta parte, parece que esto fue una acción bien orquestada. De buenas a primeras la invasión de “grafiteros” que hicieron de estas joyas de la ingeniería del transporte una verdadera chanchada, sumado al abandono en la limpieza a que la concesionaria sometió a prácticamente toda la flota. Después, un marcado abandono en el mantenimiento. Son varios los coches La Brugeoise que se han ido rompiendo y apartando, comenzándose a poblar los desvíos de coches muertos a los que la concesionaria, vaya a saber si por decisión propia o por “bajada de línea”, los eliminó de los planes de reparación y los radió definitivamente. No por nada en los últimos meses varias formaciones ya están circulando con 4 coches.
Ante ello, los usuarios comienzan a sentir la falta y a quejarse porque “en esos coches viejos se viaja mal y como ganado”. O sea, cualquier parecido con la campaña de predisposición que hace exactamente 50 años se orquestó para persuadir a la opinión pública a que apoyara el crimen de la supresión violenta los tranvías es pura coincidencia, ¿no?
Yo no digo que los coches La Brugeoise tienen que ser eternos. Hasta si hubiera una base fundada y bien detallada de cuáles son los costos de explotación de ellos versus las modernas unidades, sería lógico que en algún momento se decida su retiro. Pero ¿hace falta hacerlo justo ahora? ¿Y de esta manera salvaje? ¿Cuando ya está trascendiendo que, antes de encontrarles un destino un poco más feliz, por lo menos unos 35 coches van a ir a parar a la intemperie en el taller del Premetro, con lo cual su desgracia está sellada?
¿Era necesario hacer esto así abruptamente, habida cuenta que ese material histórico, único en el mundo, admirado por turistas que visitan Buenos Aires por miles, podría cumplir en menos de doce meses sus gloriosos 100 años transportando eficientemente a los porteños? El señor Macri y su séquito está haciendo perder a la ciudad un acontecimiento único. Festejar un hito en la historia mundial del transporte que podría explotarse de una manera muy atractiva y hasta lucrativa para la ciudad toda.
La ley 2796 de la Ciudad de Buenos Aires es categórica en la preservación de una cantidad de unidades La Brugeoise que deben quedar para la posteridad. Pero el resto de la flota no por eso debe desguazarse tontamente. Hay en el mundo decenas de museos vivientes de tranvías y trenes que estarían dispuestos a adquirir algunos de estos coches para conservarlos en sus colecciones, y así preservar la memoria de estos vehículos en diferentes partes del mundo.
Ahora, si con este capricho de oscuras intenciones, el Sr. Macri los quiere sacar porque sí, apresuradamente y sin ningún plan de preservación de este invalorable patrimonio, seguro que la gran mayoría se perderá entre la intemperie y el vandalismo, echando por tierra cualquier posibilidad seria e inteligente de preservación. Además ya nada quedará para festejar el 1 de diciembre de 2013, para el cual faltan apenas 11 meses… ¿Entonces por qué tanto apuro?
Sabemos que la línea A funciona con una tensión de alimentación de 1100 Vcc, a diferencia del sistema de las líneas C, D, E y H, que se alimentan de 1500 Vcc. Sabemos que, en oportunidad de la renovación de vías y sistema eléctrico de la línea A en los últimos 10 años, la misma fue dotada con subestaciones de alimentación “bicorriente”, con miras a que alguna vez se elevase la tensión a 1500 para uniformizar el sistema. Sabemos también que los coches La Brugeoise sólo pueden operar en 1100 voltios, además de poder circular también en 550 Vcc para las operaciones de traslado a Polvorín en el loop de Caballito. Sabemos que los coches chinos que fueron comprados recientemente por el Estado Nacional para incorporar a Subterráneos, sólo pueden operar en 1500.
Pero igualmente sabemos que el Subterráneo de Buenos Aires posee los coches Fiat Siemens de los años 80, que son bicorriente y pueden operar tanto en 1100 como en 1500 V. De hecho varias formaciones de estos coches han sido ya incorporadas a la línea A y funcionan compartiendo el servicio con los legendarios La Brugeoise. Sabemos que otras tantas formaciones de Fiat Siemens continúan circulando por la línea D, junto con los Alstom fabricados en Brasil, que tienen similar tecnología que los chinos recientemente arribados.
La cuestión sería, en vez de querer introducir el material chino en la A, por qué no destinar ese material nuevo a la D y pasar la totalidad de los Fíat Materfer a la A, con lo cual sería innecesario realizar el cambio de tensión a la línea. Ello traería múltiples ventajas:
- Los coches La Brugeoise no necesitarían ser eliminados total y repentinamente.
- Al no necesitarse un cambio de tensión, no se necesitaría parar la línea A ni un solo día.
- Los coches Alstom de Brasil y los chinos, de similar tecnología, funcionarían en la misma línea D, con lo cual se uniformizaría el material rodante en ese corredor.
- Los Brugeoise pasarían a ser un “refuerzo” del servicio de la A, con lo cual se podría encarar un programa de retiro menos apresurado, un pran de mantenimiento y reconstrucción más concienzudo para los coches que lo merezcan y, lo que es más, podrían permanecer sin problemas hasta la fecha de los festejos de sus gloriosos 100 años de servicio.
- Eso permitiría también que, por ejemplo, los fines de semana, o al menos los domingos, sean los Brugeoise los que presten exclusivamente el servicio de la A, como atractivo turístico e histórico bien importante para la Ciudad.
Luego, con el tiempo se podría hacer la conversión de cinco o seis trenes La Brugeoise a 1500 Vcc y en algún momento, después del 1 de diciembre de 2013, una vez llevado a cabo el festejo del Centenario que estos legendarios coches justamente merecen, realizar la mentada equiparación de tensiones de alimentación.
Como ven, soluciones hay, y es posible encararlas sin tanto traumatismo ni arbitrariedad. Sin necesidad de influenciar a la opinión pública que no conoce sobre el tema para que se incline por aceptar una decisión totalmente cuestionable, vacía de contenido real, fundada en bases totalmente falsas y con oscuros objetivos reales. Cuando se esgrimen estos facilismos para justificar estas decisiones extrañas, algo huele mal. Ya pasamos por cosas como estas… “Ramal que para, ramal que cierra” y otras cosas por el estilo.
Y cuidado, no van a creer que estas reflexiones y este estado en que me encuentro tiene que ver con que estoy “en contra del PRO”, o “a favor de los K”, o alguno de esos facilismos mierdológicos en que caen las discusiones cuando se roza con la politiquería. Acá no me mueve el estar de esta vereda o de la de enfrente. Acá estoy analizando un hecho puntual de un “caso” de gobierno que la actual administración está resolviendo de una manera totalmente contraria al sentido común, en pos de beneficiar a vaya saber qué intereses o intenciones.
Por eso, quiero llevar a todos estas reflexiones y hacer escuchar esta voz de seria discordancia con lo que se está decidiendo, que atenta con la integridad del patrimonio histórico de todos.
¡Salvemos los Brugeoise!
Ernesto Falzone
Ingeniero Mecánico
DNI 16246308