28 marzo 2024

El GCBA busca abrir la Villa 31 al mercado inmobiliario

El PRO busca que Nación ceda los terrenos de Retiro para darle escrituras a sus ocupantes, en reemplazo de un plan de urbanización. Michetti aseguró que inmobiliarias pueden construir "un sector de barrios cerrados para la clase media". La Legislatura aprobó el Subte a la Villa, pero si algún día el Subte llega la Villa no estará allí. Resta saber si estarán el puerto y las estaciones ferroviarias.

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Algunos meses atrás, cuando la Legislatura votó alterar la traza de la línea H para enviarla a Retiro pasando por debajo de la Villa 31, este medio fue una de las pocas voces que llamó la atención sobre los interrogantes que planteaba el cambio. Por un lado, porque los suelos de relleno y la inexistencia de un estudio previo torna compleja la perspectiva de cavar túneles de subte tan cerca del Puerto. Por otro, porque la construcción de la línea no parece compatible con las actuales construcciones precarias. Se cambió una traza estudiada, viable y presta a ser finalizada (Libertador) por una irrealizable en el futuro previsible. El propio pase de una línea de subterráneos por debajo de los terrenos más codiciados de la Ciudad sugería que detrás de un proyecto inviable se escondía un interés inmobiliario concreto.

Declaraciones recientes de la dirigente del PRO y candidata a senadora nacional Gabriela Michetti parecen confirmar las sospechas que pudo despertar la movida. A fines de agosto la diputada participó en el programa de Mirtha Legrand, donde conversó con la conductora sobre la problemática de la Villa 31. Tras expresarse a favor de la regularización dominial de los terrenos a nombre de sus actuales ocupantes, añadió que “al ser tan apetitoso esos terrenos, para el sector privado e inmobiliario, lo que termina pasando es que los territorios se compran y bueno, la gente puede comprar casa en otro lugar de la Ciudad. Y ese lugar queda para el puerto o para extender el puerto o hacer un sector de barrios cerrados para la clase media“.

El PRO conoce perfectamente el interés del lobby inmobiliario por los terrenos de Retiro, como dejó en claro Michetti en diálogo con la Legrand. No en vano, ya desde 2008 el Gobierno de la Ciudad empezó a omitir sin motivo el tramo Plaza Francia-Retiro de la línea H, luego canceló la construcción de la estación Plaza Francia y finalmente decidió su relocalización en un lugar que evita cumplir con la traza original. En el cambio de traza, el GCBA contó con la inestimable ayuda del legislador Rafael Gentili y otros sectores de la oposición, que con el argumento de que llevar el Subte la Villa 31 era un acto de justicia social, evitaron que la iniciativa fuera identificada con el gobierno de Macri. Al contrario, Subterráneos de Buenos Aires se mantuvo en silencio hasta declarar de improviso su preferencia por la alternativa de Gentili. Tanto, que la empresa hasta tenía preparada una variante alternativa para llevar la línea a la Villa 31. Una variante, sin embargo, sobre la que no se conocen estudios técnicos de suelos ni de demanda.

Lo que resulta cuestionable de los dichos de Michetti no es que prevea la relocalización de los actuales habitantes del asentamiento. Lo que resulta alarmante es que viene a corroborar que detrás del cambio de traza de la línea H y del interés por la regularización dominial de la Villa (que no urbanización) se esconden tanto el viejo proyecto Retiro como el más reciente “Puerto Madero II”. El primero de ellos, promediando la década de los años 90 amenazó con eliminar o afectar gravemente el servicio ferroviario en la zona. Las grandes constructoras ven la franja que se ubica entre Libertador y el río como la continuación natural de Puerto Madero, un espacio de terrenos costosísimo que podrían significar un gigantesco negocio en manos de desarrolladores inmobiliarios. Optar por la hipotética Retiro Norte como nodo de combinación con los ferrocarriles en lugar de Retiro encaja perfectamente con el viejo proyecto noventista: se prevé la conexión de Facultad de Derecho con una estación que hoy no existe y que, de construirse, podría afectar la operatividad de la actual Retiro.

¿Qué impide la concreción del Proyecto Retiro? Los ferrocarriles, por un lado. A mediados de los 90 se planeaba abiertamente el traslado de las estaciones ferroviarias a una única del lado de la Terminal de Ómnibus y la conversión de Retiro Mitre en un gigantesco shopping. Ni lo público ni los ferrocarriles tenían lugar en ese país. También de esa época es el origen de Retiro Norte, con el potencial de cortar las líneas ferroviarias en Facultad de Derecho y “liberar” un kilómetro de tierras. El puerto es otro obstáculo. No en vano se oyen distintas voces que reclaman el cierre o relocalización del Puerto de Buenos Aires, precisamente en momentos en que comienza a reactivarse la integración ferroportuaria. Y, fundamentalmente, lo impide la Villa 31, que da pie a un verdadero círculo vicioso: obstaculiza la operación ferroviaria y la integración ferroportuaria a la vez que da lugar a un mercado inmobiliario informal en que ocupantes ilegales especulan con el dinero que obtendrán en una venta futura. Hay también una dificultad legal. Los terrenos son nacionales, en atención a que todo el espacio que hoy ocupa la Villa perteneció originalmente al área logística de los ferrocarriles y el puerto.


Proyecto Área Retiro – Arquitectos Baudizzone-Lestard-Varas

No tiene sentido detenerse en el cortoplacismo y estrechez de miras de los actores individuales: el desarrollador inmobiliario querrá siempre llevar adelante sus emprendimientos, las constructoras querrán siempre tener nuevos trabajos, los especuladores no se preocuparán nunca por el bien común. Sí resulta alarmante que sea el propio Gobierno de la Ciudad el que renuncie a una política pública coherente por beneficiar de negocios privados. El Estado porteño acaba beneficiando a intereses privados por acción u omisión, sin mostrar interés por la planificación urbana. Lo que estaba planificado desde hacía más de una década, se cambia en silencio y sin razones. Buscando que no se note. Lo que podría planificarse ni siquiera se plantea: es más fácil ver al ferrocarril como una molestia a recortar que concebir un sistema de transporte metropolitano donde las líneas tengan más bien que extenderse e interconectarse.

El pasado jueves, el PRO tomó las palabras de Michetti y sancionó en la Legislatura una declaración donde reclama a la Cámara de Diputados de la Nación la transferencia a la Ciudad de las tierras de Retiro. No para urbanizarlas, a pesar de que una ley local creó con los votos del PRO una mesa de trabajo multisectorial en ese sentido. El macrismo presentó la declaración para exigir los terrenos como alternativa al proyecto de urbanización de la legisladora Sánchez Andía (CC). Se trata de hacer oficial la situación existente, dándole títulos de propiedad a los actuales ocupantes en las actuales condiciones, para abrir la Villa 31 al mercado. El Estado no garantizará sus derechos básicos, sino que dejará que los habitantes vendan sus terrenos a grupos empresarios. Con ese dinero es posible que puedan irse a vivir otro lado, como plantea Michetti. Y esas tierras, cuña entre unos ferrocarriles encajonados y un puerto aislado, serán objeto del desarrollo inmobiliario privado.


Área Retiro – Arquitectos Baudizzone-Lestard-Varas

La línea H a la Villa 31 jamás tuvo la intención, como declamaban Gentili y otros legisladores de la oposición progresista, de dignificar a sus habitantes integrándolos a la trama urbana. La traza sancionada no sólo es inviable en el mediano plazo por los suelos y las construcciones, sino por la presencia del colector cloacal de la Baja Costanera, un caño maestro de casi tres metros de diámetro ubicado a 10,7 metros de profundidad de forma paralela a la Avenida del Libertador cuya relocalización es prácticamente imposible en las actuales condiciones y cuya presencia obligaría a esquivarlo. Ello ocasionaría que la solera del túnel deba construirse a unos 20 metros debajo de la superficie y que el mismo deba tener pronunciadas pendientes que tornarían complicada la operación. Adicionalmente, el túnel debería ir subiendo para ubicarse más superficialmente en la zona que actualmente ocupa la Villa 31, para enlazarse luego con la línea C. Esta última área cuenta con relleno reciente, ya que data de la construcción del Puerto Nuevo.

Huelga decir que no se hicieron los estudios necesarios para preverlo. Pero los intereses inmobiliarios no precisan que se construya un metro de túnel para que la ley cumpla su objetivo. La valorización ya está en marcha. El Gobierno de la Ciudad premiará la ocupación con títulos de propiedad, aunque no prevé la permanencia de los actuales habitantes. La Villa 31 nunca tendrá Subte, porque cuando haya Subte no existirá la Villa 31.

Hasta entonces, tampoco llegará la línea H a Retiro. El único objetivo de la ley modificatoria del trazado de la H, aprobada con el apoyo del PRO y el progresismo porteño, es valorizar los terrenos por los que se proyecta el trazado y potenciar el proyecto inmobiliario que se intenta realizar en el área. La línea H terminará en Facultad de Derecho, tal como aparecía en algunos mapas elaborados por SBASE. Llevar la E a Retiro fue, en los 90, la forma que encontraron los defensores del ferrocarril y del transporte público de garantizar la existencia de ese nodo de transporte frente a quienes no podían pensar más allá de su interés particular. Ahora ocurre lo contrario. Se trata de evitar, en voz baja y con evasivas, que la línea H llegue hasta allí, potenciando en cambio Retiro Norte. La cuestión de la Villa 31 tergiversa el debate, porque todos los sectores están de acuerdo en que debe desaparecer, por acción del Estado o del mercado. Lo que no aparece en el debate público es otro interrogante. Cuando no exista la Villa 31, ¿existirán los ferrocarriles y el puerto? ¿Qué lugar les reserva el mercado inmobiliario?

por Galileo Vidoni

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