La falta de coordinación entre Nación, Provincia y Ciudad en el ámbito del transporte tiene también consecuencias a nivel de usuario. Buenos Aires como área metropolitana no ha logrado articular los distintos subsistemas de transporte que conviven en ella, ni siquiera para información al usuario. Uno de los aspectos que quizás pasa desapercibido a los ojos de los habitantes del área metropolitana es la inexistencia de un mapa oficial donde figuren los servicios de trenes y subtes del área metropolitana.
Existe, sí, un mapa de la red de Subte bastante claro y con un diseño relativamente actual. Pero es un mapa que ignora los servicios ferroviarios, exceptuando los puntos de combinación. En el ámbito de los ferrocarriles el panorama es aún más desolador: no existe siquiera un mapa oficial de la red ferroviaria metropolitana. Desde una lógica fragmentaria, cada línea tiene su propio mapa, ignorando a las demás. La línea Maipú-Delta hasta tiene un plano de inspiración geográfica que copia al de la anterior concesionaria privada Tren de la Costa, aislado de la red del Mitre.
Claro está que para el usuario habitual el sistema de información (mapas, señalética) es prácticamente anecdótico. Estos elementos se diseñan justamente pensando en el usuario ocasional, aquel que necesita informaciones e indicaciones claras, visibles y precisas. Ese usuario es quien se ve más perjudicado por la falta de mapas. Pero es un factor que perjudica no sólo a los turistas o los usuarios ocasionales, sino también a aquella demanda oculta que el sistema de transporte público tendría potencial de absorber con mejores sistemas de información.
De manera análoga, una aplicación tan popular como Google Maps ignora completamente el transporte público de Buenos Aires, una situación que no se da en ciudades de Europa o de la propia América Latina. Ni los colectivos ni las estaciones de tren o Subte aparecen en los mapas, ampliamente difundidos y accesibles desde dispositivos móviles. En Madrid, por caso, tanto los servicios de Metro como de Cercanías de Renfe aparecen simbolizados. La misma situación se da en Londres o en Berlín, donde se pueden localizar estaciones de S-Bahn (tren), U-Bahn (metro) y tranvías. Hasta en Santiago de Chile pueden consultarse a través de Google Maps las estaciones del Metro y los servicios de colectivos con sus respectivas combinaciones.
TRENES EN VIVO
Algunas inciativas para mejorar la experiencia del pasajero, como la aplicación Trenes en Vivo del Ministerio del Interior y Transporte pueden considerarse auspiciosas. Sin embargo, las demoras en su implementación total y los errores que presenta —que aún no han sido solucionados— limitan sus perspectivas de éxito.
Durante casi dos años y hasta la última actualización, informaba únicamente los servicios de las líneas Sarmiento, Mitre y Roca a La Plata. Ahora se sumaron la línea San Martín y el “Tren de la Costa”. Una de las fallas más notorias es que si bien los servicios del San Martín terminan en tres estaciones distintas (José C. Paz, Pilar o Dr. Cabred), todos figuran finalizando en Cabred.
En la misma actualización se incorporó también la posibilidad de “ver en el mapa” a los trenes, donde se muestra el posicionamiento de las unidades en un plano esquemático.
Lo cierto es que a más de dos años de haberse creado el sistema, que se complementa con las pantallas de LCD que informan los minutos restantes para los tres próximos trenes, varias líneas continúan excluidas (Belgrano Norte, Urquiza, Roca vía Temperley y Belgrano Sur), con el agravante de que en esa última línea el material rodante cuenta con los equipos de GPS instalados para informar su posición desde hace más de un año.
En el Belgrano Norte, por otro lado, se permitió que la concesionaria privada instrumentara un sistema propio en paralelo y distinto al del Ministerio, otra demostración de la falta de concepción integral del transporte metropolitano. Si ya es difícil concebir en forma unificada las líneas ferroviarias, ¿cómo pensar en ir más allá?