Un agudo análisis de variados aspectos y en especial de la contabilidad de la operadora Metrovías realizó el informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires. El informe, de buena factura técnica y presentado la pasada semana, analiza los estados contables de la concesionaria en los últimos tres ejercicios (2010, 2011 y 2012), de los que se desprende una serie de información que abre cuestionamientos a la empresa.
La auditoría remarca que la presentación de los estados contables realizada por Metrovías no se realizó en su totalidad de acuerdo a las normas establecidas e indicó la presencia de inconsistencias entre los propios estados contables y la información adicional presentada al organismo de control.
Asimismo los balances no presentan discriminada la información por unidades de negocio en las que patricipa Metrovías (Subte y Ferrocarril Urquiza), por lo que se dificulta su análisis. Esto motivó que en la renegociación del contrato realizada en el pasado mes de abril Subterráneos de Buenos Aires le impusiera a Metrovías la condición de que debe llevar un régimen de cuentas y contabilidad separado de otras actividades en las que pudiere participar. Cabe señalar que este contrato no es un contrato de concesión propiamente dicho, sino un “acuerdo de operación y mantenimiento” en el que Metrovías actúa como gerenciadora.
METROVÍAS: LAS GANANCIAS DE UNA EMPRESA SUBSIDIADA
Durante 2010, mientras Metrovías recibía por parte del Estado Nacional un total de 527 millones de pesos en concepto de subsidios, la empresa obtuvo una ganancia de 36 millones de pesos y se dispuso, al final del ejercicio contable, a repartir dividendos por 150 millones de pesos, algo más de un tercio del dinero recibido por un teórico déficit operacional.
En 2011 las ganancias fueron más magras: 6,3 millones de pesos. Nada desdeñable para una empresa subsidiada durante ese año por 807 millones de pesos. Esta vez no hubo reparto de dividendos, sino que dicho monto se destinó a una reserva facultativa.
En 2012, en cambio, Metrovías informó pérdidas por 23,1 millones de pesos. Los subsidios recibidos ese año ascendieron a 835 millones de pesos.
TARIFA
Si bien la ley 4472, por medio de la cual se formalizó el traspaso de la red a la jurisdicción local, en su artículo 28° colocó en manos de la autoridad de aplicación de la norma (SBASE) la potestad tarifaria, la auditoría cuestionó los números presentados por la empresa estatal, alegando que la tarifa técnica debería ser más baja.
Para SBASE la tarifa técnica, que surge de la sumatoria de los costos de explotación dividida por la cantidad de pasajeros transportados, es de $7,47. Dicho número se toma como base para determinar el precio de la tarifa al usuario (que a partir de este martes pasará a costar $3,50), además de calcular los subsidios necesarios para sostener el servicio, los que se han presupuestado en 980 millones de pesos para 2014. Dicha partida aún espera su aprobación en la Legislatura Porteña.
La auditoría informó que en la sumatoria que realizó SBASE para determinar una tarifa técnica de casi $7,50 se computan rubros que no deberían tomarse en cuenta, como la depreciación del material rodante, ya que no producen erogaciones a la compañía y que por lo tanto se estaría sobre-subsidiando a la gerenciadora. El cálculo realizado por SBASE se realizó tomando como única fuente los estados contables de Metrovías.
Descontando dichos elementos y teniendo en cuenta los costos de Metrovías, la tarifa técnica debería ubicarse entre $4,89 y $5,67 como máximo, dependiendo de qué cantidad de pasajeros anuales transportados se estime (236,5 millones para Metrovías o 250 millones para SBASE) y el índice de precios al consumidor que se tome (IPC INDEC o IPC Ciudad). En todo caso, se trata de valores ostensiblemente menores a los esgrimidos por la estatal.